25 de Noviembre
Amritsar
El ansia por ver el Templo con luz diurna, aún más, con luz del amanecer, activó todas mis alarmas biológicas. Eran las siete y pico aunque en el zulo pareciera que fueran las 3 de la madrugada por la falta de luz.
Sólo tuve que ponerme una chaqueta, coger la cámara y salir a hurtadillas para no despertar a mis desconocidos compañeros. El esfuerzo, que no sé si lo fue tanto, mereció la pena, porque tuve el enorme privilegio de ser testigo de la incidencia de los primeros rayos dando de lleno en la fachada del Templo. Consecuencia de ello, me quedé ciega por dorado resplandor antes de que las nubes hicieran de las suyas de nuevo…
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el rayo dorado |
Creo que di unas tres vueltas al estanque, simplemente observando, sonriendo, siendo consciente de cada paso que daba y dejándome llenar del buen rollo que se respiraba en el ambiente. Lo único que era poco llevadero era el frío, pero aún así, no cesaban su actividad los voluntarios encargados de limpiar los escalones del estanque, sumergidos a veces hasta el cuello.
Para mi beneplácito, descubrí que había zonas del suelo de mármol que estaba calentito, y era ahí donde hacía mis paradas meditativas a la vez que mis pies descalzos recobraban vida. Fue en una de estas paradas que un grupo de colegialas, al verme toda desvalida y sola, me rodeó, y tras la foto de grupo, tuve que consentir unas 10 u 12 fotos individuales con varias de las chicas…a decir verdad, yo encantada y riéndome interiormente de la estampa que teníamos que formar.!! Si me vieran mis allegados…!!
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devotos y voluntarios en el estanque |
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voluntario del estanque |
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tuve la tentación de acercarme, pero no lo hice por si se me pegaba algo....;) |
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mis adorables niñas y su profe, en el medio |
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devotos dando vueltas al estanque |
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ya con zapatos y calcetines, a la derecha, el edificio de los peregrinos |
Todavía llena de luz dorada pasé a recoger a Mónica para ir a desayunar y decidir que íbamos a hacer los próximos días , y no sin esfuerzo, conseguimos un tren que salía de Amritsar a Ludhiana esa noche, y otro de Ludhiana a Rishikesh en el que estábamos, para no perder la costumbre, en lista de espera. Ya casi nos daba igual en la clase en la que fueramos…estabamos asalvajadas, como decía Mónica. Lo importante era salir.
Teniendo ya las horas contadas, nos perdimos un rato por las callejuelas del bazar no turístico y frecuentado por locales de la parte norte-este del Templo, y simplemente vagamos, saludamos y devolvimos sonrisas. ¡Que gran diferencia con lo que habíamos experimentado por otras partes de la India!
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este simpático señor nos enseñó como hacía cuerda de croché con hilo de metal |
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adivinad quién es el hijo de Micky...roooarrrrrrrr... con león propio para posar y todo ( lo que me dijo) |
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bullicioso bazar |
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Mónica que se va encontrando sus negocios por todos lados |
De vuelta al albergue, decidimos reservar un taxi para ir a ver un “espectáculo” que hacen mención en la guía y al cual nos hacía gracia asistir, a unos 30 km de Amritsar. Éste se trataba de la ceremonia de cierre de frontera India-Pakistán en la cercana localidad de Attari ( sí, con reminiscencias de los ´80 y el come-cocos), que se celebra todos los días a las 16:45 o a las 17:00 ( nadie conseguía decir la misma hora…).
Así que después de comer un delicioso chopsuey en el muy recomendado restaurante Neelam´s (por la parte sur de las callejas del Templo), pagar un donativo de 100 rupias ( un euro y medio aprox) al albergue por la noche de ambas, y volver a entrar descalzas al recinto para la última mirada a este remanso de paz, metimos nuestras mochilas y nuestros cuerpos en aquel taxi y nos relajamos mientras que nos acercaban a Pakistán.
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el adios... por cierto, todo el mundo ( hombres y mujeres ) habían de ir con la cabeza cubierta |
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los voluntarios fregando platos como lo habíamos hecho nosotras la noche anterior |
Bueno,bueno,bueno…. El espectáculo no sabía cómo sería, pero sí la concurrencia que tenía. A escasos metros de la verja de la frontera habían dispuesto gradas a ambos lados de la carretera, tanto en el lado indio como en el lado pakistaní, y progresivamente se fueron llenando de la masa humana ( más el lado indio que el pakistaní, por razones obvias), parte de la cual saltó de sus asientos y se puso a bailar como frenética alguna pieza famosa digna de Bolliwood en mitad de la calle bajo la mirada de los militares fronterizos. Nosotras flipábamos, claro. Porque lo mejor era que tenían en el puesto de control un speaker que animaba a la gente y todo!
Tengo que reconocer que después de quedarnos atrapadas en el tumulto, y con lo poco me gustan las masas, si no hubiera sido por el férreo control de seguridad al acceso de las gradas ( no dejaban pasar ni bolsas de palomitas, literalmente hablando), no hubiera estado nada , pero nada tranquila. Pero bueno, eramos muchos y íbamos a pasarlo bien.
Y empezó la historia. Primero salió a la palestra un pequeño destacamento y manteniendo posición, fueron testigos del pique entre su jefe al mando y el jefe al mando pakistaní. El arma: a ver quién duraba más con el aullido que soltaban. El speaker movía a la masa india que aclamaba con fervor, ídem su homónimo pakistaní. Banderas y pompones, todo tenía cabida.
Luego comenzaron a marchar uno a uno en dirección Pakistán con unos movimientos farrucos y exagerados de piernas. Y lo mismo los pakistaníes. Y otra vez los animadores, e incluso algún espontáneo de las gradas tomaba el mando de la animación de vez en cuando.
Finalmente, y con los soldados de ambos lados juntitos, con sus banderas bajadas y dobladas, se cerraban las puertas de los dos países, no sin antes darse la mano parca y teatralmente para , una vez terminado el show, fundirse en un cálido abrazo entre todos, señal inequívoca de fraternidad , si no de sus países, por lo menos entre los individuos. Fue un momento bastante conmovedor y humano. Me quedo con ese calor.
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INDOSTAN!!! así gritaban todos.... |
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los farrucones |
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mis fans.... |
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Pakistán e India juntitos pero no revueltos ( los de negro son los pakistaníes, los de kaki, los de la India) |
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era grrrrannnnde er tío... |
Si queréis ver la ceremonia, aquí un pequeño vídeo en inglés que muestra lo divertido de la historia.
http://www.youtube.com/watch?v=NC9NeJh1NhI&feature=related
Con los pensamientos aún en Indostán llegamos a nuestra querida estación de tren con un amargo sabor de boca por dejar Amritsar tan pronto. Un par de días más no nos hubiera hecho mal, pero ya no quedaba tiempo, sólo cuatro días antes de volver a casa, y había que aprovecharlos.
El tren a Ludhiana fue visto y no visto. Unas tres horitas y nos plantamos a eso de las 10:00 pm allí. Así que tuvimos tiempo, además de para aburrirnos, para que nos confirmaran que efectivamente, habíamos salido de lista de espera en el tren para Rishikesh que salía casi a la una de la madrugada, y encima en segunda clase…YIPAAAA (esto significaba ni más ni menos que tener medio metro encima de tu litera en vez de 30 cmt…).
Y en el Hemkunt Express nos despedimos de Punjab con un ojo abierto y otro cerrado y quedamos expectantes de lo que nos ofrecería la provincia montañosa de Uttarkand a la mañana siguiente, donde se ubicaba Rishikesh, la capital mundial de Yoga, según dicen por ahí.
OOMMMMMMMMMMMMM
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ya en la estación como si fuera en casa |