12-1-12
-“ A ver,
señorita, mi mochila…”
– “ lo
sentimos mucho…( repitan conmigo) no aparece en el sistema” El día de la marmota o groundhog day, como
prefieran.
Qué le vamos
a hacer, la mochila sigue sin aparecer. Hoy ya dí un paso más en el protocolo y
pregunté por la compensación a lo que contestaron que tengo un reembolso de 25
dólares por día de retraso a partir de las 24 horas de extravío con un máximo
de 5 días. Llevo acumulados 75 dólares, espero no pasar de 125 porque ya sería
mala señal.
Corriendo un
tupido velo a lo escaso de mi vestuario, me lancé de lleno a disfrutar de todo
lo que Venao tiene que ofrecer.
Entre otros
quehaceres podría ennumerar:
1)
clases de surf ( sí, pasan los años y sigo
intentándolo, ¿pasa algo?) con el paciente Trico de Tricosurfschool ( altamente
recomendado si alguien cae por aquí) que comparto con Anna. Sandy es casi pro
surfer, además de atleta de triatlón, con lo que no necesita ná de ná. Bueno, y
Anna es escaladora con lo que tampoco le sobra fuerza en su triangular espalda
y brazos. Y luego yo, 15 años mayor que ellas y con todos mis kilos de más.
Pero más sabia, eso sí.
2)
mis preciados y añorados largos paseos por la
playa a la salida del sol, cuando todo el mundo menos los surfistas más
fanáticos está todavía con Morfeo. Lo único malo es que hay un par de segmentos
en la playa que, al ser el escape de cauce de ríos, la arena queda cubierta con
un manto de incómodas piedras , con lo que hay que ponerse las chanclas…un
coñazo, vamos. Por lo demás, es una caminata relajada de casi cuarenta y cinco
minutos desde una punta a otra de la playa, y cuando la marea está baja,
desaparece la isla del extremo izquierdo emergiendo un corredor de arena que te
deja continuar más allá de la bahía. Ahí exploté mi faceta de exploradora…pero
me faltaba mi perra, La Pizca, jo! Tras unos 15 minutos después de haber dejado
la bahía, y atravesando una jungla cuadriculada con vallas rústicas y pequeños
letreros de “se venden x hectáreas” o “Inversiones Venao” llegué a la siguiente
calita que se llama “La Playita”. Lo interesante de esta playa es que está
básicamente cerrada por arrecifes, por lo que crea una especie de laguna marina
con buenas opciones para hacer snorkel. En este caso no me dio tiempo, pero es
algo que no me importaría investigar más, porque donde hay snorkel, puede haber
buceo…;) En mi exploración encontré también prueba de la existencia de los
delfines en la zona, sólo que el que ví estaba todito rodeado de buitres, pero
la evidencia es la evidencia.
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centro de reuniones de Eco Venao |
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arte playero |
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playa venao |
3)
Yoga. Aunque los edificios principales de Eco
Venao están en la parte de la montaña, en la zona de la finca que se encuentra
la playa, hay una plataforma de madera elevada sobre troncos de lo más idóneo
para los momentos más omm. De la semana que estuve en Eco Venao fui a cuatro
clases de yoga que impartían diferentes profesoras y el resto de los días me lo
monté yo por mi cuenta, con todo el espacio para mí solita. Lo malo es que no
tengo ninguna foto del sitio, pero es absolutamente perfecto. Aquí tengo que
intercalar una anécdota: justo para el día que tenía programado irme de Venao
comenzaba un retiro de yoga que, si no fuera porque ya llevaba mucho tiempo
allí y me quedaba el resto de Panamá por conocer, hubiera hecho. Y esto de la
casualidad es así. Resulta que el profesor que impartía el retiro no solamente
era español, sino que era de Málaga. Y no sólo era de Málaga, sino que encima
tenemos amigos comunes (Thalia y Pelayo, si leéis ésto, hablo de vuestro batería
de Additive Larsen!!!!).
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vistas de la playa en su lado más salvaje |
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encuentros |
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encuentros |
4)
Un poquito de trekking. Eco Venao tiene un total
de 140 hectáreas en proceso de reforestación, y la verdad es que están haciendo
un trabajo fantástico, porque gran parte de esa zona de la península fue
deforestada en pro de pastos para las vacas, de las que hay a montones. Bueno,
eso, que en la propia finca también se puede explorar un poquito y hay un
paseíto de unos 20 minutos atravesando el bosque hasta llegar a unas cascadas
después de pegar saltitos de piedra en piedra para atravesar un par de arroyos.
Aquí sufrí un momento crítico al intentar fotografiar a tres monos aulladores.
Para quien no los conozca, estos monos no son muy grandes, pero su caja de
resonancia hace que cuando se ponen a ladrar parezca que tengan tamaño King
Kong ( se les puede escuchar hasta a cinco kilómetros de distancia), e imponen
los jodíos….La cuestión es que creo que rebasé el invisible límite de su
espacio personal para hacerles unos retratitos, y en cuestión de dos minutos,
mis monos dieron el chivatazo y de tres pasaron a unos veinte, y todos
ladrándome en un tono nada amigable. Ay madre, y yo sola…. “Monitos bonitos, ya
guardo la cámara, pero dejarme que me vaya….” Creo que me telepaticoescucharon
y se apiadaron de mí, pero eso me sirvió de lección. A los aulladores no les
gustan los paparazzis. Y punto.
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una esquina de la bahía |
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habitantes de las esquinas de las bahías |
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lo que queda más presentable del delfín muerto, el resto es muy desagradable para postear |
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la vecina cala, "La Playita" |
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este monito fue el que dio la voz de alarma... muy mono él... |
5)
Mojito. Creo que este punto no precisa de
aclaración.
Y eso fue mi
estancia en el paraíso de Venao, una semana de tremendo estress, así que
aprovechando que Sandy y Anna se volvían para Panama , yo también dejé mi
litera vacía y me fui a ver de nuevo a Shai a Pedasí para poder hacer un par de
inmersiones en la Isla Iguana con el único club de buceo de Pedasí. Pero eso ya
es otra historia. Y telita con la historia.
Pd: el día 5
de mi estancia en Venao, preparandóme la cena estaba cuando se me
acerca un señor en la cocina y suelta:
-“ando
buscando a la señorita Eva Cruz. ¿usted sabe dónde puedo ubicarla?” y mi ángel de la mochila del limbo apareció,
justo después de estar extraviada durante cinco días. Fin de la historia con
perdices y con un reembolso de 125 dólares….no puedo más que sonreir, aunque eso
signifique que tengo que volver a colgarme todo el peso a la espalda…..
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